La obligatoriedad potestativa de los entes públicos en España para exigir que los proyectos se entreguen en formato electrónico y en particular con las herramientas BIM es una realidad.

Hay un claro mensaje e inequívoco por parte del Gobierno de España, de implementar BIM en su estrategia de país, y que se logrará no solo por medio del impulso del sector público, sino de la gran aportación que pueda hacer el sector privado.

Para poder disponer de una implantación de BIM de forma generalizada se tienen que abordar de manera decidida y paulatina una serie de cambios que afectan a numerosos colectivos, unos con implicación directa en la definición de los modelos de información y otros para la gestión y consulta de la información contenida en estos modelos.

BIM supone una forma de trabajar distinta a la “tradicional” por lo que se hace necesario modificar los procesos y relaciones entre agentes, tanto dentro de las organizaciones como entre ellas. La planificación de este cambio mediante la publicación de un itinerario pautado facilitará a todos los sectores implicados la visualización y el entendimiento de todo el proceso.

La formación de los profesionales que intervienen en el proceso es uno de los principales retos a abordar, tanto mediante la adecuada definición del itinerario curricular para los estudiantes de carreras técnicas, como en la formación de los profesionales en ejercicio, que permitan desarrollar las competencias específicas y transversales necesarias. Ello supone tener en consideración la importancia estratégica de la formación de formadores.

 

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