Como todos los años, la gripe ha llegado para quedarse y es que después de dos meses sigue presente en gran parte de nuestro país, si nos paramos unos segundos a observar nuestro alrededor nos encontramos con familiares que padecen fiebre, compañeros de trabajo que no paran de toser, hospitales abarrotados y un largo etcétera de inconvenientes típicos de esta estación del año.
Evitar la gripe no es tarea fácil ya que se transmite de persona a persona incluso antes de que el infectado sea consciente de que está contrayendo la enfermedad, sin embargo, existen ciertas medidas que pueden ayudarnos a prevenir este malestar.
Una de estas medidas y quizá la más importante es la ventilación diaria del hogar, una práctica que deberíamos hacer de manera rutinaria, independientemente de la estación del año en la que nos encontremos, ya que al ventilar renovamos el aire eliminando todas las partículas nocivas presentes en el ambiente.
Los beneficios más importantes de ventilar la casa son:
- Las partículas de polvo que están en el aire y los malos olores desaparecen con la corriente de aire.
- Se reduce el nivel de CO2 del aire, por lo tanto, podemos decir que “el aire se oxigena”.
- Se regula la humedad del ambiente, así nunca será demasiado seco ni demasiado condensado.
- Entra en escena el sol calentando y “desinfectando” las habitaciones ya que sus rayos ultravioleta acaban con algunos microorganismos nocivos para la salud.
En invierno, lo más recomendable es ventilar durante 10 minutos al mediodía, es decir, cuando está más presente el sol, sin embargo, si a la hora de dormir sigues percibiendo un ambiente “cargado” soluciónalo abriendo unos minutos la ventana antes de meterte en la cama. Hay que tener en cuenta que cuantas más personas vivan en la casa más tiempo se debe ventilar.
Al no ventilar se forma el ecosistema perfecto para la aparición del moho, las alergias e infecciones y el aumento de los gases tóxicos producidos por los productos de limpieza y los muebles con tratamientos encolados.
Para esquivar la gripe podemos complementar la ventilación del hogar con otras prácticas como:
- Lavarse las manos con agua caliente o utilizar geles desinfectantes, sobre todo, cuando hemos utilizado el transporte público.
- Limpiar y desinfectar la casa con frecuencia, en especial la cocina, los lugares donde se come, los pomos de las puertas, teléfonos y mandos de la televisión y las superficies de los muebles.
- Taparse la boca con un papel o pañuelo al estornudar y toser, parece una práctica muy obvia pero la mayoría de personas no la llevan a cabo.
- Llevar una dieta equilibrada que mantenga las defensas y el sistema inmune en forma.
- Protegerse de los cambios bruscos de temperatura, abrigándose o quitándose el abrigo, según corresponda.
Aun tomando estas medidas se puede llegar a padecer la gripe, pero lo que es seguro es que las probabilidades de contraerla serán menores que si no tomas ningún tipo de prevención.